Cada vez que atravesamos un período de adversidad en la vida, solemos manifestar pensamientos que nublan nuestra mente e impiden ver más allá de las verdaderas razones del «por qué» estamos en una situación compleja y cuáles son los aprendizajes que debemos extraer de ella. En este sentido, si sentimos temor al enfrentar circunstancias difíciles, es fundamental reflexionar sobre las lecciones y oportunidades que pueden surgir. De esta manera, podremos aprovechar al máximo esas experiencias que, tarde o temprano, todos debemos afrontar.

Ahora, decirlo es fácil, ¿verdad? Pero la realidad nos enseña que no lo es tanto, ya que se requiere de mucho valor para enfrentar la adversidad y, al mismo tiempo, encontrar el aprendizaje en situaciones inesperadas o desagradables.
Cuando vivimos momentos de gran complejidad, es esencial tomar conciencia de la situación y comprender cuál es la lección principal que podemos extraer. Dependiendo del contexto, quizás, si nos vemos en envuelto en una situación en la que se pone en duda nuestras capacidades para desarrollar una actividad en especifica, debemos recordar cuales son nuestras fortalezas para el desarrollo de una actividad en la que podamos destacar por nuestra confianza, y habilidades concretas. Descubrir en qué somos realmente buenos nos permite sobrellevar los desafíos con mayor claridad. Independientemente de las dificultades, es posible reflexionar y entender que las situaciones complicadas son necesarias para crecer y mejorar. Además, nos ayudan a redescubrir habilidades que, quizás, nunca imaginamos poseer.

Otro factor clave que debemos recalcar es la retroalimentación de cada experiencia vivida a lo largo de nuestra vida. Esto, como ayuda para comprender las distintas reacciones que tuvimos al momento de enfrentarnos a situaciones difíciles, y que sacaron lo mejor, o peor de nosotros mismo. A medida que vamos superando cada adversidad nos volveremos más fuertes para mejorar nuestras habilidades, o conocimientos que ameritan una evolución en la persona que deseamos convertirnos.
Si atravesamos por experiencias negativas, o difíciles de superar, ya sabemos lo que debemos hacer. Ahora, si son experiencias positivas debemos retroalimentarnos de todo lo bueno que podemos sacar de ese tipo de situaciones.
Un concepto que engloba la capacidad de afrontar la adversidad es la «resiliencia», la cual nos permite sobrellevar momentos que requieren una fuerza de voluntad inquebrantable. Si no somos una persona fuerte internamente, cualquier circunstancia caótica o adversa podría desplomarnos sin tener una capacidad de reacción acorde a lo que se necesita para enfrentar situaciones de ese estilo, por lo tanto, es fundamental tomar conciencia de cada suceso, y sacar lecciones valiosas de ello.

Ser resilientes es clave para afrontar la vida con una mejor actitud. Solo piensa: ¿qué pasaría si nunca nos enfrentáramos a circunstancias difíciles? Jamás descubriríamos fortalezas, habilidades o conocimientos que permanecen ocultos hasta que la adversidad los pone a prueba. En tiempos de prosperidad, nuestra zona de confort nos mantiene menos alerta y conscientes de que, en cualquier momento, podemos pasar de una situación estable a una desafiante. Si no sabemos cómo afrontarla, nuestro mundo interior puede tambalearse ante el miedo y la incertidumbre.

Finalmente, atravesar múltiples adversidades puede traer grandes beneficios, especialmente en términos de crecimiento personal. A veces, es necesario enfrentar situaciones complejas para demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces de superarlas, incluso cuando parecen imposibles de sobrellevar. El mismo título de este artículo nos anima de forma implícita a creer en nosotros para despertar nuevos dones que permanecen ocultos si nos enfrentamos constantemente a problemas que requieran de nuestra propia capacidad para saber resolverlas.
Mientras mejores problemas tengamos en nuestra vida, más talentos y habilidades despertarán en nosotros.