Dime la calidad de lenguaje que tienes, y te diré la calidad de vida que llevas.

“Dime la calidad de lenguaje que tienes, y te diré la calidad de vida que llevas”.

Dime la calidad de lenguaje que tienes, y te diré la calidad de vida que llevas.

Sabemos que el lenguaje es fundamental para expresar ideas y comunicarnos con los demás. Hacerlo de manera correcta y distintiva puede marcar la diferencia al establecer lazos y generar conexiones únicas con otras personas. Si eres consciente de la importancia del lenguaje para avanzar en la vida, también entenderás los beneficios de mejorar nuestra forma de hablar y expresarnos de manera cautivadora, manteniendo siempre nuestro sello de autenticidad.

Los beneficios de perfeccionar nuestra calidad de lenguaje abarcan casi todas las áreas de la vida, ya sea en el trabajo, con la familia o al conocer a alguien interesante con quien desees entablar una conversación enriquecedora sobre temas trascendentales.

Mejoremos nuestra comunicación 

El primer paso es desarrollar el hábito de la lectura, una herramienta esencial para enriquecer nuestro léxico y vocabulario. Esto nos permite afrontar conversaciones con personas que poseen un bagaje lingüístico elevado, en las que suelen surgir conceptos o palabras complejas. Si estás familiarizado con esos términos, podrás entender mejor los temas que aborden y participar en conversaciones más fluidas y enriquecedoras. En situaciones donde predomine un lenguaje más académico o formal, estar preparado lingüísticamente facilitará una comunicación efectiva y establecerá un entendimiento mutuo con tu interlocutor.

Mejorar nuestra comunicación y escritura con un diccionario.

Otra estrategia útil para mejorar el lenguaje es practicar hablando en voz alta. Imagina situaciones en las que conversas con alguien o en grupo, usando tanto palabras cotidianas como términos menos comunes. Por ejemplo, puedes hablar sobre tus pasiones, sueños o metas de vida. Así, no solo captarás la atención de quien te escucha, sino que también transmitirás tus ideas con claridad y entusiasmo. Recuerda que, además del lenguaje, la expresión facial y los gestos son fundamentales para cautivar a los demás. Trabajemos en estos tres aspectos de manera conjunta para ampliar nuestros recursos comunicativos.

Mejorar nuestro lenguaje, expresión y gestos.

Tomar un curso de oratoria es otra excelente opción para mejorar tu lenguaje y habilidades de comunicación. Plataformas como Udemy o Platzi ofrecen cursos en esta área, y también hay creadores de contenido en YouTube que abordan estos temas y ofrecen cursos personalizados. Busca la opción que mejor se adapte a ti.

Finalmente, para los más atrevidos, una opción sería abrir un canal de YouTube y hablar sobre algo que te apasione. Podrías compartir tus aficiones, mostrar habilidades en las que destacas o contar una historia personal, ya sea un hecho divertido o una experiencia que te haya ayudado a crecer como persona. Al crear contenido en YouTube, trabajas varios aspectos de la comunicación, como el vocabulario, los gestos y la postura ante la cámara. Aunque al principio no te sientas preparado, lo importante es lanzarte, ya que mejorarás con la práctica.

Abrir un canal de youtube.

Para los más atrevidos, abrir un canal de YouTube es una gran oportunidad para practicar. Puedes compartir tus pasiones, mostrar habilidades en las que destaques o contar historias personales que inspiren a los demás. Este ejercicio no solo te ayudará a mejorar tu vocabulario, sino también tus gestos, postura y confianza al comunicarte. Aunque al principio no te sientas preparado, lo importante es lanzarte y aprender en el proceso.

Independientemente de la opción que elijas, la práctica es esencial. Lee libros que te interesen, imagina escenarios de conversación con otras personas y atrévete a conocer gente nueva. Si no estás acostumbrado a acercarte a personas desconocidas, comienza a practicar, ya que esta habilidad se desarrolla con el tiempo y te ayudará a entender mejor el comportamiento humano.

Mejorar nuestras palabras, conocimiento y actitud.

Nuestra calidad de vida depende, en gran medida, de nuestro conocimiento, actitud y palabras. Este último aspecto refleja los dos primeros, ya que las personas forman una idea de quiénes somos al escucharnos. Ese análisis consciente, o inconsciente les permite hacer conjeturas sobre nosotros: si somos tímidos o extrovertidos, nuestro nivel de carisma o empatía, e incluso nuestro nivel socioeconómico o el tipo de familia de la que provenimos.

Esto puede sonar controversial, pero si nos preguntamos en qué se fija la gente al conocernos por primera vez, la respuesta suele ser nuestra vestimenta y lenguaje. Sin embargo, si tuviéramos que elegir qué impresión dejar, claramente sería nuestra forma de hablar, ya que la manera en como nos comunicamos puede marcar la diferencia a la hora de generar una conexión genuina y sincera. El lenguaje y la expresión son claves para que los demás nos perciban como personas que pueden aportar valor a sus vidas.

El primer filtro siempre será la imagen. Si fallas en esto, aún tienes la oportunidad de mejorar el segundo filtro, que es tu lenguaje. Pero si fallas en tu lenguaje, aunque tu imagen sea buena, la otra persona no recordará nada de ti.

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