Paciencia para los resultados. Impaciencia para la acción.

“Paciencia para los resultados. Impaciencia para la acción”.

Paciencia para los resultados. Impaciencia para la acción.

Cuando nos planteamos un objetivo para cumplir una meta específica, como aprender un nuevo idioma, adquirir una habilidad para nuestro currículum o concretar un proyecto personal, es esencial recordar que el recurso más valioso para alcanzar el éxito es la paciencia. Esta nos permitirá permanecer en el proceso necesario para lograr nuestras metas, una vez que decidimos planificar y organizar nuestras prioridades.

Tras definir nuestras metas, enfrentamos lo más difícil: la constancia. Mantenerse en el proceso sin desesperarse por la demora de los resultados es clave. Muchas veces, la impaciencia por ver avances inmediatos puede llevarnos a abandonar el camino. Esto ocurre porque no toleramos los problemas que surgen, lo que nos frustra y nos hace reemplazar nuestros objetivos por otros, sin dar el tiempo suficiente para reflexionar sobre si realmente estábamos en el camino correcto.

Tolerancia a la frustración.

Debemos entender que aprender una nueva habilidad o realizar algo significativo para nuestra vida implica enfrentar obstáculos. Estos pondrán a prueba nuestro coraje y determinación para mantenernos enfocados en las acciones necesarias hasta alcanzar la meta deseada. Sin estos procesos de altibajos, no valoraremos lo suficiente el esfuerzo que invertimos en nuestros proyectos. Por otro lado, abandonar a la primera dificultad nos aleja de la congruencia con nosotros mismos. Si nos fijamos una meta, es importante comprometernos a cumplirla, al menos a corto o mediano plazo, para evaluar con mayor claridad su desarrollo y viabilidad.

Paciencia a la frustración

Ahora que ya somos conscientes de la relación entre paciencia para esperar e impaciencia para actuar, debemos analizarnos individualmente para entender a que tipo de frustraciones reaccionamos al momento que aparezcan esos fantasmas que nos impide tomar acción para seguir en la senda correcta. Por ejemplo, si estoy aprendiendo un idioma, y según mi nivel, tengo que comprender aquellas debilidades que podrían dificultar mi aprendizaje, debería en ese entonces dedicarle un poco más de tiempo en reforzar contenidos que a lo mejor son más difíciles de interiorizar y comprender cuando uno esta recién empezando, y a medida que se avanza en cuanto a la notoriedad de los resultados nuestra confianza ira en crecimiento para abrirnos también a otras áreas de conocimiento.

Lo mismo ocurre en otras habilidades por ejemplo, el aprender a programar, tomar clases de baile, canto, pintura etc., por lo que al final, todo aquello en lo que nos proponemos en aprender, o alcanzar todos tienen un mismo patrón que es el proceso de la constancia para mantenerte enfocado si tu deseo o anhelo es lo suficientemente grande para generar un poder de decisión propio que te permita cumplir con lo que empezaste.

Mantenerse enfocado.

Si se trata de un proyecto de vida, debemos reflexionar sobre nuestras motivaciones iniciales: ¿por qué decidimos emprender este camino? ¿Qué beneficios esperamos a corto, mediano y largo plazo? ¿Cómo puede impactar nuestra decisión en nosotros y en quienes nos rodean? Esta autoevaluación sincera nos ayudará a trazar un plan realista y comprometido con nuestras metas.

Si al final  la idea de nuestro proyecto, o de nuestro proceso de aprendizaje para adquirir  una nueva habilidad no se ve reflejando en resultados concretos bajo un tiempo determinado, ahí podemos pensar en realizar ciertos cambios que nos permitan mejorar lo que veníamos haciendo, o simplemente si no da para más, cambiar objetivos o metas en la que si podamos pensar, y creer que eso al final es el camino que buscábamos.

Pensar en metas alcanzables.

Al final se trata de recordar el por qué hacemos determinadas acciones, y bajo que propósito nos mantenemos en esa carrera de la constancia o paciencia. Tanto si estás aprendiendo una habilidad o estas creando un proyecto personal, siempre debes recordar las raíces que te llevaron a pensar y ejecutar esas acciones que en algún momento llegarán a concretarse si te mantienes en el proceso con confianza, y esperanzado en que todo saldrá como tu lo esperas. 

Confianza en uno mismo.

Por último, te sugiero anotar tus razones y motivaciones en una libreta. De esta forma, cuando enfrentes momentos de frustración, podrás regresar a esas palabras para recordar por qué comenzaste y renovar tu compromiso con tus objetivos.

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