“A nadie le importas tú, ni tu historia hasta que ganes”.

“A nadie le importas tú, ni tu historia hasta que ganes”.

“A nadie le importas tú, ni tu historia hasta que ganes”.

Cada persona en este mundo tiene una historia que contar, sea buena o mala. Esas experiencias marcan, de algún modo, nuestra forma de ser con nosotros mismos y con los demás. Cuando compartimos nuestras vivencias y relatamos todo lo que hemos atravesado en la vida, algunos sentirán admiración por los obstáculos que superamos, mientras que otros simplemente no le darán importancia, ya sea porque no les genera interés o porque no valoran la historia relatada. Esto no está mal, ya que cada quien tiene la libertad de prestar atención a lo que considere relevante. La mayoría de las veces, las personas solo se detendrán a escuchar una historia si esta inspira, representa un ejemplo de superación o está asociada con cierto éxito personal y profesional.

Nuestra historia debe ser fuente de inspiración.

En un mundo tan globalizado como el de nuestros tiempos, es muy difícil que las personas presten atención a las historias de sus demás pares, si estos no representan un cierto nivel de estatus que inspiren a la motivación, logros y una vida de ensueño. Generalmente, la gente se siente influenciada por historias de éxito que reflejan, en apariencia, la vida que alguna vez soñaron, pero que no pudieron alcanzar. Aquellos que poseen una historia ganadora generan un magnetismo que provoca en los demás la escucha activa para entender por todo lo que pasaron hasta transformarse en una persona éxito.

Nuestra historia debe generar magnetismo hacia las demás personas.

Por más duro que suene, si no tienes algo interesante que contar o no representas cierto nivel de logro, la mayoría no prestará atención a lo que tengas que decir. Esto también puede pasar con personas de nuestro círculo más cercano, ya que si no ven un cierto nivel de progreso en tu persona harán caso omiso a las experiencias que has atravesado, sean buenas o malas, por lo tanto, es una realidad que debemos aceptar en los tiempos actuales.

Hoy en día debemos trabajar de forma constante para mejorarnos en distintas áreas de desarrollo. Si queremos captar la atención de la gente es necesario transformarnos en alguien de valor que pueda inspirar a otros individuos a alcanzar sus metas o un propósito personal. La gente se siente atraída por historias de superación y éxito cuando las compara con las de personas que, a pesar de haber nacido con escasos recursos, lograron salir adelante y alcanzar la cima. El éxito puede manifestarse en diversas áreas, ya sea profesional, artística, deportiva o intelectual, y suele generar admiración cuando es fruto del esfuerzo y la perseverancia.

Nuestra historia personal

Si nuestra historia no tiene un desenlace inspirador o un éxito tangible que pueda impresionar a los demás, seremos percibidos como alguien común. Esto solo importa si sentimos una gran necesidad de llamar la atención y recibir validación social para cambiar nuestra situación. La frase «A nadie le importas tú, ni tu historia hasta que ganes»sugiere que, en general, la gente solo valora la apariencia y el estatus que una persona representa. Si eso es malo, o bueno no tiene mayor importancia ya que al final todo es subjetivo, porque está más relacionado a la escala de valores personales que tenga cada individuo y de lo que considere importante.

Debemos juntarnos con individuos que tengan la misma escala de valores y principios que rige nuestra vida.

Lo negativo de esta mentalidad es que podríamos caer en la obsesión de querer impresionar a otros a través de nuestros logros. Personalmente, creo que buscar validación externa no contribuye a nuestro verdadero crecimiento si solo lo hacemos por aprobación. En ese sentido, debemos cambiar nuestra perspectiva y comenzar a hacer las cosas por nosotros mismos, sin preocuparnos por a quién impresionaremos con nuestra historia de éxito, si es que la tenemos.

En la actualidad es muy difícil encontrar personas que se interesen de forma genuina por tu historia personal. Independiente si tienes éxito o no, el interés sincero por conocer a la otra persona es siempre valioso, ya que demuestra la parte humana que todos debemos sacar a relucir para hacer de este mundo algo más amistoso y reciproco con la otra persona que tengamos en frente.

Aceptando la realidad, debemos preguntarnos: ¿a quiénes realmente les importamos? Si no somos personas «trascendentes» según los estándares del éxito, podríamos pensar que responder esta pregunta es complicado. Sin embargo, no es así. Si solo evaluamos nuestra importancia en función de la admiración que generamos en los demás, podríamos olvidar a quienes realmente han estado con nosotros en todo momento: nuestros padres, hermanos y amigos más cercanos.

Finalmente, si nuestra historia personal no es suficientemente impresionante para otros, no debemos caer en el juego de mejorarnos constantemente para obtener la atención, y validación de individuos que solo se dejan llevar por el resultado final. Pero esto, es solo mi opinión, porque si tú quieres mejorarte, impresionar e inspirar a otros a tomar acción, eso esta bien, ya que promueves la superación constante, y el esfuerzo diario. Lo único que debemos tener claro es prestar atención a los tipos de personas con las cuales nos rodeamos diariamente, y valorar a aquellos que realmente están con nosotros por lo que somos, independiente si somos alguien de éxito o no.

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