Sun tzu

“Es fácil amar a tu amigo, pero a veces la lección más difícil de aprender es amar a tu enemigo” Sun tzu

“Es fácil amar a tu amigo, pero a veces la lección más difícil de aprender es amar a tu enemigo” Sun tzu

Como seres humanos, sabemos que no podemos agradar a todas las personas debido a diferencias de personalidad y energía que manifestamos al interactuar con ciertos individuos en contextos sociales. Incluso si somos carismáticos y tenemos facilidad para relacionarnos de manera amigable, siempre habrá quien hable mal de nosotros a nuestras espaldas, inventando calumnias e historias falsas para sorprender a los demás y proyectar una imagen negativa de nuestra persona.

Lamentablemente, muchas personas con este tipo de mentalidad buscan desprestigiar a quienes despiertan en ellas recelo o envidia. No es raro que, cuando estamos haciendo las cosas bien o poseemos una personalidad que genera magnetismo o rechazo, surjan «haters» que difundan odio y envidia, motivados por nuestra forma de ser.

Mensajes de de haters. Amar a nuestro odiadores.

Seguramente, cada uno de nosotros tiene cerca, o incluso a sus espaldas, a algún “hater” que busca complicarnos la vida. Algunos llegan al extremo de intentar convertirla en un infierno donde solo ocurren desgracias. Estos “odiadores” que aparecen en nuestro camino pueden manifestar su enemistad de forma pública (si tienen el valor) o, por el contrario, hacerlo de manera silenciosa para no exponerse ante los demás.

Desde mi punto de vista, este último tipo de persona es la más peligrosa, ya que es difícil de identificar, sobre todo si no estamos acostumbrados a lidiar con la envidia de los demás. Nunca sabemos en qué momento podría aparecer para intentar perjudicar nuestra reputación.

Si eres alguien acostumbrado a recibir comentarios negativos o sospechas que alguien está propagando falsedades en tu contra, te resultará más sencillo aplicar el lema que nos ocupa: aceptar con gratitud todo lo que te desean y dejar el resto en manos del karma.

Todo el mundo hablara a nuestras espaldas.

Para quienes enfrentan estas situaciones por primera vez, es importante no gastar energía preocupándose por lo que otros piensen debido a rumores o calumnias. En lugar de ello, debemos centrarnos en nuestra vida, ignorando comentarios cuyo único propósito es dañar nuestra autoestima y confianza. Al final, convivir con estas circunstancias y con personas que no comparten nuestros intereses o afinidades es parte del aprendizaje.

Amar a nuestro enemigo

La idea de amar a nuestros enemigos implica una introspección para comprender que somos nosotros quienes damos significado a los comentarios y acciones de los demás. Si permitimos que otros controlen nuestra mente, seguramente sufriremos. Por ello, es fundamental no permitir que las acciones malintencionadas de otras personas, reflejo de sus propias miserias, nos lastimen psicológicamente. Vivir pensando en el «qué dirán» es perjudicial para nuestra paz mental y espiritual.

Es cierto que esta postura es más fácil de enunciar que de llevar a cabo. Requiere mucho trabajo aceptar y gestionar la presencia de personas malintencionadas en nuestra vida. Sin embargo, al no reaccionar ante sus provocaciones, ganamos la batalla para preservar nuestra tranquilidad. Esto no significa que debamos mostrarnos serviles o bondadosos de manera literal. Podemos hacernos respetar a través de actitudes que inspiren admiración por nuestra fortaleza, sin caer en la soberbia o el egocentrismo, ya que esto solo alimentaría las críticas y rumores de los «haters».

No dejemos que el ego nos manipule .

Sea cual sea nuestro estilo de vida, debemos aceptar que no agradaremos a todos. Esto puede surgir en distintos contextos sociales, y es esencial aprender a manejar estas diferencias de manera madura. Al final, si provocamos rechazo en algunas personas, puede ser una señal de que estamos haciendo algo bien en nuestra vida. Si canalizamos el odio que recibimos, directa o indirectamente, con indiferencia y comprensión, estaremos practicando de manera consciente el principio de «amar a nuestros enemigos».

Compartir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Está página utiliza cookies.   
Privacidad