Siempre nos ha pasado que, cuando enfrentamos un percance o una situación muy difícil de sobrellevar debido a las circunstancias del contexto, tendemos a magnificarla por las emociones suscitadas del momento. Esto ocurre porque creemos que es muy difícil de superar o resolver, debido al bloqueo mental que sufrimos por las condiciones específicas de ese problema en particular. Es decir, condicionamos nuestra mentalidad a la idea de que no somos capaces de superar ciertos obstáculos que demanda de nuestra energía para sobrellevarlos, aunque en realidad, estos mismos desafíos nos invitan a resolverlos como parte de nuestro crecimiento y desarrollo personal. Sin embargo, al ser dubitativos, no tomamos una decisión firme que esté en congruencia con una acción destinada a resolver el problema, todo esto influido por los fantasmas de nuestra mente.
Cuando nuestra mente es débil para resolver ciertos problemas, por lo general, siempre estamos pensando el como llegamos a esa situación, o también como provocamos ese suceso si tiene relación a una posible responsabilidad por parte de nosotros, incluso, porque no, a circunstancia externas que no estaban previstas. Ahora bien, independientemente de las circunstancias o condiciones en el momento en que algo nos ocurre, lo primero que debemos hacer es tratar de mantener la calma y analizar fríamente lo que ha sucedido, para así entender mejor el contexto de la situación.
Sé que decir esto es fácil, pero si somos conscientes de que podemos reaccionar mejor ante distintos problemas, lograremos apaciguar nuestro estado emocional y podremos pensar con más claridad en las circunstancias que originaron ese problema en particular.
Cuando el problema es demasiado complejo
Es importante destacar que también existen niveles de problemas y grados de complejidad cuando nos enfrentamos a una determinada situación. Si anteriormente te dije que debemos ser capaces de controlar, o racionalizar nuestro estado, pues queda claro que eso es muy relativo debido al tipo de problema que debemos enfrentar, y en la que posiblemente pasemos de un estado de confusión a uno de tranquilidad y de mente fría. Es normal que a veces no sepamos reaccionar a la complejidad de un problema que puede suponer de mucho esfuerzo reconocer o aceptar, por lo que tampoco debemos generar roce entre nosotros mismo, sino, al contrario aceptar nuestro estado de vivir el duelo y luego transcurrido un tiempo, ahí sí, analizar la problemática, circunstancia o suceso de lo que nos ocurrió y pensar en cómo podemos solucionar ( si es posible) o sobrellevar de forma conciliadora nuestro estado emocional y racional.
Todo esto nos ayudará a ser más resilientes mentalmente, especialmente si enfrentamos una constante corriente de problemas en nuestra vida. Si fortalecemos nuestra mentalidad, sabremos reaccionar de mejor manera ante las dificultades u obstáculos que se presenten, ya que los problemas siempre estarán ahí. Las experiencias previas también son importantes, porque si el problema actual se asemeja a uno anterior, ya sabremos cómo reaccionar y comportarnos ante esa situación específica.
La idea principal es que debemos ser capaces de diferenciar aquellos problemas que podemos afrontar de forma tranquila y analítica, de aquellos que, por su complejidad, nos costará aceptar al principio. Sin embargo, con el tiempo, si somos capaces de sobrellevarlos de forma conciliadora, podremos salir adelante.
La frase «Cuando la mente es débil, la situación es un problema» aplicaría mejor en aquellos casos en los que podemos reaccionar de forma adecuada ante problemas que no representan una gran complejidad en ese momento. Esto no significa que no pueda ser aplicado en circunstancias mucho más complejas, pero requerirá de un tiempo en aceptarlo, ya que cada persona tiene su forma de entender la realidad en la que se encuentra. Por ahora, quedémonos con la idea de que podemos reaccionar mejor ante imprevistos que, en principio, no parecen tan difíciles de sobrellevar.
Para finalizar, es muy importante ser conscientes de que siempre habrá circunstancias o sucesos en la vida que no nos agradarán, pero que debemos enfrentar, ya que forman parte de nuestro crecimiento personal en las distintas áreas en las que nos desarrollamos. No creo necesario hablar sobre consejos o recomendaciones específicas para controlar nuestras emociones o pensamientos, ya que cada persona es diferente, reacciona de manera distinta y tiene distintos niveles de conciencia. Así que, si yo tengo una forma de canalizar un problema, puede que a ti no te sirva, porque tú tienes que encontrar la forma que mejor te ayude a entenderte y concientizarte sobre estos temas.