Si algunos de nosotros hemos experimentado una situación cercana a la muerte, seguramente, nuestra percepción sobre la vida cambia cuando atravesamos por una circunstancia que nos hace reflexionar, y replantear, en cómo estamos llevando a cabo nuestras vidas con base al cumplimiento de nuestras metas, objetivos o un propósito personal.
Si una experiencia cercana a la muerte nos hace pensar en cómo estamos llevando a cabo nuestra vida, en general, la mayoría estaremos de acuerdo en que no estamos viviendo plenamente la vida que queremos. Es decir, no estamos a gusto con lo que hemos hecho, debido a que no somos conscientes sobre cuál es el verdadero camino que debemos seguir para vivir plenamente, y sin remordimiento por escoger una elección diferente. Ahora, si una experiencia cercana a la muerte es la señal que necesitamos para replantear, y cambiar nuestras vidas, ¿bendito sea no? ya que, de alguna manera, nos hará conscientes sobre lo que queremos en diferentes áreas de desarrollo, además de disfrutar más la vida con nuestros seres más cercanos, por lo tanto no debemos mirar en menos si alguno de nosotros ha pasado por una circunstancia cercana a la muerte porque, puede ser ese golpe de realidad que necesitamos para empezar a cambiar algún aspecto importante de nuestra persona.
Si alguno de nosotros ha pasado por una experiencia cercana a la muerte, seguramente nuestra percepción sobre la vida cambia. Este tipo de vivencias nos invita a reflexionar y reconsiderar cómo estamos llevando nuestras vidas, si realmente estamos cumpliendo nuestras metas y objetivos, o si estamos viviendo con un propósito que le da sentido a nuestras acciones y que nos permite alcanzar una tranquilidad genuina al saber que hicimos lo mejor que estaba a nuestro alcance.
Una experiencia cercana a la muerte nos puede hacer pensar sobre cómo estamos viviendo. La mayoría estaremos de acuerdo en que, en el fondo, no estamos plenamente satisfechos con la vida que llevamos. Nos damos cuenta de que no estamos a gusto con lo que hemos hecho, quizá porque no tenemos claro el camino que queremos seguir para vivir plenamente, sin remordimientos por tomar decisiones distintas. Si una experiencia de este tipo es la señal que necesitamos para replantearnos y cambiar nuestra vida, entonces, ¿no es acaso una bendición? De alguna forma, nos ayuda a ser más conscientes de lo que queremos en las distintas áreas de nuestra vida, y a valorar más el tiempo con nuestros seres queridos. Así que no debemos menospreciar las experiencias cercanas a la muerte, ya que pueden ser ese «golpe de realidad» que nos impulse a cambiar aspectos importantes de nosotros mismos.
En lo personal, he tenido experiencias cercanas a la muerte, y la última de ellas despertó en mí preguntas como: «¿Por qué me pasó esto?», «¿Cuál es la lección que debo aprender?» y «¿Qué debo cambiar en mí?». Estas interrogantes me llevaron a entender que debo hacer algo más por mí, trabajar en mi mente y en mi bienestar para disfrutar de la vida, motivarme y ser disciplinado en alcanzar objetivos que tal vez había dejado de lado o no consideraba prioritarios. Este tipo de experiencias despierta en nosotros una introspección profunda en la que estamos solos con nuestros pensamientos, generando nuevos estados anímicos y perspectivas. Así como podemos aprovechar muy bien de cada experiencia, también podemos hacer caso omiso de los que nos pasa, y seguir adelante con nuestras vidas si no estamos interiorizados con estos temas, lo cual, puede ser una oportunidad que desaprovechamos si no despierta en nosotros esa curiosidad por entender, quizás, un mensaje oculto que la vida misma nos está enseñando para que reflexionemos, y recapacitemos sobre aquellas complejidades que atravesamos en nuestra día a día.
Sin embargo, no necesariamente tenemos que pasar por un tipo de experiencias cercana a la muerte para ser alguien más resolutivo, y despierto para confrontar nuestros problemas, o crisis existenciales. Lo único que necesitamos es ser conscientes de cómo estamos viviendo y desear, desde el fondo de nuestro ser, cambiar algún aspecto que nos ayude a crecer y convertirnos en una versión mejor de nosotros mismos, una que exalte nuestro valor como personas integrales.
Otra interpretación al factor “Muerte”
Otra interpretación que podemos concebir de la frase “Cuanto más cerca estás de la muerte, más vivo te sientes” es si vivimos nuestra vida al límite de las posibilidades en cuanto al goce, y disfrute que la damos a cada experiencia. Si vivimos en un estado en el que constantemente pensamos que la vida es una sola, de alguna manera, nos libramos de esas ataduras mentales que nos condiciona a estar siempre a la defensiva. Muchas personas podrían considerar que vivir bajo el límite de disfrutar la vida, sin importar lo que nos pase, es como no tener conciencia de que no se puede hacer de todo en la vida, por lo cual, es muy difícil que todos se animen a vivir la vida de forma plena, y sin considerar el factor “muerte” como algo que pueda impedir sus acciones para aventurarse hacia nuevos desafíos que ponen a prueba la determinación, y el carácter de una persona.
Quizás, vivir y experimentar todo los que nos pueda ofrecer la vida, no necesariamente tendríamos que arriesgar nuestra persona para vivir determinadas experiencias. Podemos encontrar en distintas vivencias un sentido de que la vida se puede vivir al máximo en plena conciencia de lo que hacemos, sentimos y creemos que es lo mejor para nosotros. Ahora, todo esto dependerá del tipo de vivencias que uno quiere experimentar porque, hay personas más osadas que quieren atreverse a todo por vivir la vida, bajo sus propios términos, sin mayores complicaciones de por medio, debido a que ya aceptan la posibilidad del factor “muerte” en cualquier acción, o decisión que tomen a lo largo de su camino personal.
Ahora bien, una interrogante que deberíamos resolver en relación a la visión de vida que uno pueda tener, para vivir al máximo de nuestras posibilidades, y que incluya el factor “muerte” como ese impulso para llevar a cabo cualquier acción es: ¿Debemos caer previamente en un vacío existencial para abrirnos mentalmente a nueva concepción sobre cómo hay que vivir la vida? La respuesta en este caso dependerá de cada uno. Si no estamos a gustos con lo que hacemos, y de cómo pensamos, obviamente el pensamiento del vacío existencial aparece en nuestras mentes, una vez que ya no soportemos vivir de una forma a la que no estamos acostumbrados por la falsa autenticidad de nuestros pensamientos. En ese sentido, si actualmente estas pasando por este tipo de conflicto, lo mejor sería replantear desde ya, como queremos llevar nuestra vida en cuanto a la adopción de una filosofía propia para vivir de la forma en que queramos. Por lo tanto, esto podría liberarnos, y hacernos sentir más libres para tomar nuestras propias decisiones.
En general, la mayoría de las personas llegan a un punto de sus vidas en las que se cuestionan sobre como están llevando a cabo su desarrollo en distintas áreas de crecimiento. Son muy pocas las personas que desde una edad más temprana (18 años aproximadamente) saben como quieren vivir sus vidas, debido a los tipo de experiencias que atravesaron, previamente, en la que determina sobre como llevarán a cabo su desarrollo personal, independientemente al tipo de vida, filosofía y pensamientos que escojan. Ahora, no es necesario tener una edad específica para ser conscientes de la «muerte» como un impulso para vivir con mayor plenitud; factores como la educación y las experiencias también influyen en la creación de una filosofía de vida más abierta y liberal.
La frase “Cuanto más cerca estás de la muerte, más vivo te sientes” nos da a entender que si incluimos el factor “muerte” como la razón para empezar a vivir una vida más plena, y satisfactoria, disfrutaremos de mejor manera nuestras estancia en la tierra. Si adoptamos este pensamiento a nuestras vidas, seguramente, tendremos mayor poder decisión para saber cómo queremos llevar a cabo nuestro destino.
Al final, se trata de vivir como mejor creamos para nosotros mismos, independientemente de los factores que mencionamos. Lo importante es ser conscientes de nuestras decisiones y acciones, de manera que no tengamos remordimientos que puedan afectarnos en el futuro.