A medida que vamos creciendo en nuestros primeros años de vida, es normal que pasemos más tiempo con los cuidados de nuestra madre que con nuestro padre, ya que normalmente es una tarea que realiza más la mujer debido a su necesidad biológica de ser protectora, y cuidadora para estar más pendiente del crecimiento y desarrollo de sus hijos en determinadas áreas que son importantes de considerar en cuanto a la sociabilidad e interacción que tendrán estos con sus demás pares en el mundo exterior. En esa misma línea, también debemos resaltar que esa tendencia, que por lo general ha estado impregnada en nuestras mentes durante buena parte de este tiempo, está cambiando, porque los padres actualmente también se está encargando de esa labor más seguido para compartir roles de cuidado y de acompañamiento mutuo que antes era impensado que un hombre desarrollara por prejuicios históricos. Considerando esto, podemos decir que hay una leve mejoría, aunque la tendencia en general sigue siendo por el lado de la mujer debido a esas características biológicas que están en el inconsciente más profundo de su ser.
Tomando en cuenta este punto, una vez que dejamos atrás la infancia, entramos en una nueva etapa entre los 6 y 12 años, donde comenzamos a explorar el mundo por nuestra cuenta. Esta exploración es crucial para adquirir las experiencias necesarias que nos ayudarán a comprender las reglas básicas de nuestro propio desarrollo, ya que al concluir esta etapa pasamos a otra más decisiva para nuestro crecimiento personal: la adolescencia, que marca el inicio de nuestra vida adulta.
Estas dos etapas, que están íntimamente relacionadas, son fundamentales en la transición hacia la formación de nuestro comportamiento y pensamiento futuros. Al llegar a una edad en la que somos conscientes de quiénes somos y qué queremos en la vida, adquirimos mayor autonomía en la toma de decisiones. Los expertos en el tema señalan que las mujeres alcanzan la madurez completa a los 25 años, mientras que los hombres lo hacen a los 30. Esto ocurre gracias al proceso de modelamiento de la personalidad y conducta que atravesamos en la adolescencia y los primeros años de la adultez, influenciado por los cambios hormonales que impactan profundamente en nuestro ser. Un buen ejercicio para entender este proceso es reflexionar sobre las vivencias que marcaron nuestro carácter y pensamiento. Muchas de nuestras creencias y actitudes actuales están conectadas con experiencias vividas durante la adolescencia, lo que refuerza la importancia de ese periodo, comprendido aproximadamente entre los 13 y 17 años.
El rol de los padres en el crecimiento de sus hijos
Ahora bien, ¿cómo se relaciona todo esto con el papel que deben desempeñar nuestros padres en nuestro crecimiento? Durante estas etapas, el apoyo incondicional de nuestros padres es clave para sentar las bases del desarrollo de nuestras capacidades de comprensión y entendimiento sobre cómo funciona la vida. Aunque nuestros padres no lo saben todo, pueden aconsejarnos basándose en sus propias experiencias de vida, ayudándonos a aprender de las situaciones que ellos han vivido.
Sin embargo, el dilema de todo esto es que son muy poco los padres, o casi ninguno, que tiene la noción de incentivar a sus hijos a planificar su vida con base a entender los roles que deben cumplir tanto la madre, y el padre en las determinadas etapas que atraviesan sus hijos. Ahora, vuelvo a repetir, este tema de los roles que deben ejercer cada uno, no hay un ideal exacto, ya que puede ser tanto la madre quien incentive a su hijo en pensar y crear proyectos, y el padre en proporcionar la autoestima. Otra variante que puede condicionar los roles de ambos es la personalidad de cada uno, quizás, la madre pueda tener un carácter más fuerte y es más decidida en sus acciones, lo que la hace idónea para incentivar proyectos, y el padre es alguien más receptivo y reflexivo en esencia, lo que es ideal para que proporcione la autoestima y confianza.
Lo ideal es que ambos padres sean conscientes de en qué aspectos pueden ayudar a sus hijos en la toma de decisiones importantes para su vida.
Si los que ven este video son padres, o están a punto de serlo, deben considerar en que momentos de las distintas etapas que atraviesan sus hijos pueden hablarles sobre temas que son profundos e importantes para su desarrollo integro a futuro ya sea, preguntarles en que persona quieren convertirse de aquí a 5 o 10 años, o ayudarles a encontrar ese camino para que puedan transitar tranquilos y con mucha confianza. Si esa conversación previa resulta bien, se generará una confianza muy buena entre padres e hijos para entenderse mutuamente, y abrirse hacia temas que sean transcendentes en el sentido que puedan aportar valor tanto para los hijos como a los padres, y en ese contexto, idealmente deben ser temas que puedan generar al inicio emociones positivas que pueden ser risas, tranquilidad, confianza y animo en uno mismo. Ojo! Esto no quiere decir que no puedan haber emociones que puedan tildarse de negativas, si es que conversan sobre temas que puedan generar en los adolescentes cierto pesimismo sobre la realidad de algunas cosas, pero para nuestros intereses al comienzo es fundamental generar la confianza y el optimismo para adentrarse a determinados temas de forma asertiva.
Ahora interioricemos
Como la frase lo indica la madre proporciona la autoestima, en este caso, claramente al tener el rol de cuidadora y protectora puede ayudar a su hijo a incentivarlo y animarlo a seguir su propio camino, y apoyarlo en cualquier decisión que estima conveniente. En el caso del padre, es quien incentiva a su hijo o hija a realizar o planificar un proyecto de vida, ya sea por medio de una conversación profunda en el que ambos, padre e hijo o hija confiesen sus mayores anhelos y metas que quieran cumplir en un determinado futuro. Como hemos dicho, lo ideal en estos casos seria que fuera algo espontáneo en la que el padre, o madre se acerca y conversen sobre un determinado tema que puede ser en relación a la futura vida que desea su hijo, o cualquier otro tema que permita reforzar esa confianza y lazo entre ellos, por ende, la imaginación de los padres para lograr eso es clave en cuanto a la reciprocidad que pueda tener su hijo para acercarse también y hablar sobre algún en tema particular.
Sobre esto último, en caso de que el mismo hijo se acerque, será mucho más sencillo establecer una conversación para abrirse en temas que a lo mejor ni lo mismos padres podrían pensar que su hijo tuviera interés en ello, por consiguiente, es importante pensar que si uno toma un determinado rol para generar confianza el fin siempre será en conocer más a la persona y que está pueda de forma espontánea conversar con nosotros sin ningún tipo de compromiso por delante. Esto también podemos aplicarlo para conocer cualquier tipo de persona independiente de la relación o parentesco.
Ya para finalizar, les recuerdo que esto es solo mi opinión. No estoy dictando una cátedra sobre cómo deben comportarse los padres con sus hijos (porque ni siquiera soy padre), sino recomendaciones que puedan realizar para un determinado momento en la vida de sus hijos en el que sea significativo, y de mucho crecimiento personal.
Por ahora, quedémonos con la idea de que ser padres implica acompañar a los hijos en su proceso de maduración y ayudarlos a tomar decisiones sobre lo que quieren y no quieren para su vidas.