Ser el que “menos sabe” para aprender más

Ser el que “menos sabe” para aprender más

Sabemos que para mantenernos activos mentalmente debemos desarrollar nuevas habilidades que nos permitan estar a la vanguardia profesional, ya sea en nuestras carreras o en el oficio que desempeñamos a lo largo de nuestra vida. Esto no solo nos ayuda a mejorarnos a nosotros mismos, sino también a generar nuevas conexiones de apoyo que amplíen nuestro panorama de oportunidades, incluso a nivel global. En este sentido, si somos conscientes de la necesidad de adquirir herramientas para realizar nuestras labores o adentrarnos en áreas desconocidas, nos será más fácil interiorizar el aprendizaje necesario para progresar en una tarea específica, asumir nuevas funciones o descubrir formas distintas de hacer las cosas, siempre que tengamos la verdadera intención de mejorar.

Asumir nuevas funciones o tareas

Ahora, cuando estamos motivados en aprender algo nuevo puede pasar que, en ocasiones tengamos una actitud de soberbia, e incluso de altanería al creer que sabemos todo lo que nos enseñan, ya sea si estamos en el colegio, universidad, trabajo y en nuestras relaciones interpersonales cuando creemos tener la razón sobre una conversación normal, o de un problema en particular. Estas son actitudes que podemos catalogar de orgullo por pensar que siempre estaremos más arriba que los demás, por la simple convicción de que nuestras ideas son mejores que las del resto ya que, si poseemos una capacidad que nos permita tener una mayor captación sobre lo que aprendemos nuestra mente empezará a jugarnos en contra cuando pensamos que somos una persona única que es capaz aprender todo muy rápidamente, y que sabe mucho más que cualquier otra persona. Si somos consciente que al adoptar este tipo de pensamiento, y actitudes no es bueno para el desarrollo de nuestro aprendizaje entenderemos que no es importante vanagloriarnos sobre lo que sabemos de un tema, o que tenemos mayores conocimientos que los demás, porque la clave de todo esto es ser humilde con uno mismo, y con el resto de personas que también puedan estar en esa búsqueda de mejorarse constantemente para surgir en la vida.

Ayudar a los demás para que también puedan mejorar en la vida.

Quienes tienen la misión de enseñarnos —ya sean profesores, tutores o colegas— pueden percibir nuestras actitudes frente al aprendizaje, notando cómo reaccionamos ante los retos que enfrentamos. Si nuestra actitud es positiva, ganaremos confianza para seguir mejorando. Por el contrario, si nos vanagloriamos de lo que hemos aprendido o subestimamos a los demás, corremos el riesgo de generar rechazo. El ego descontrolado puede afectar nuestras relaciones con compañeros, docentes o personas que, al igual que nosotros, están intentando aprender y mejorar en un área específica.

Progreso constante

Debemos comprender que el progreso satisfactorio no se mide por la cantidad de conocimientos o habilidades que poseemos, sino por nuestra disposición constante a seguir aprendiendo y mejorando, especialmente en lo humano, que es lo más importante. A veces, resulta útil presentarnos como alguien que aún tiene mucho por aprender, incluso si dominamos un tema, porque esto nos predispone a prestar mayor atención y estar abiertos a nuevas enseñanzas que puedan surgir durante nuestro desarrollo personal.

Debemos estar abiertos para recibir nuevas enseñanzas.

La idea de Ser el que “menos sabe” para aprender más,  nos invita a cultivar la humildad y a comprometernos con un aprendizaje constante. De este modo, evitamos quedarnos atrapados en el ego que, al hacernos creer que lo sabemos todo, nos impide seguir avanzando. Además, esta actitud arrogante puede generar disgusto en quienes enfrentan dificultades en su proceso de aprendizaje. Lo contrario —mostrarse humilde y enfocado en el propio crecimiento— no solo es más recomendable, sino que también fomenta un ambiente de cooperación y respeto.

Cada persona tiene fortalezas y debilidades que debe identificar para crecer en distintos aspectos de la vida, ya sea en el ámbito profesional o en las relaciones interpersonales. Si adoptamos una actitud de sabelotodo, es probable que causemos rechazo y fortifiquemos un orgullo que nos limita. En cambio, debemos esforzarnos por controlar nuestras palabras y mostrarnos dispuestos a aprender, contribuyendo así a nuestro desarrollo y al de quienes nos rodean.

Debemos estar dispuestos en aprender constantemente.

Es importante recordar que siempre habrá personas más capacitadas que nosotros en ciertas áreas, ya sea porque tienen mayor conocimiento o habilidades mejor desarrolladas. Por ello, no tiene sentido inflar nuestro ego de forma soberbia. Reconocer las capacidades de los demás nos ayuda a mantenernos enfocados en nuestra propia mejora.

Al final, tú decides como quieres comportarte. Lo recomendable es siempre buscar el conocimiento de forma humilde, y cuando lo tengas, no alardees sobre lo que sabes, mejor busca ayudar a las demás personas que están en ese mismo proceso, que es mejorarse continuamente para su desarrollo personal. 

Compartir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Está página utiliza cookies.   
Privacidad